El RGPD supone una revisión completa del modelo europeo de privacidad, en base a 2 principios fundamentales interrelacionados: la responsabilidad proactiva y el enfoque de riesgo. La responsabilidad proactiva o rendición de cuentas implica que toda organización ha de tomar decisiones sobre las medidas que debe aplicar para cumplir la normativa, previo análisis de sus tratamientos de datos y con un enfoque preventivo y dinámico. El enfoque de riesgo supone que a la hora de adoptar dichas medidas de cumplimiento, la organización debe considerar entre otras variables los riesgos derivados de sus tratamientos de datos para los derechos y libertades de las personas físicas cuyos datos trata. Por tanto, las medidas de cumplimiento de la normativa deben ajustarse y modularse en función de las circunstancias de cada empresa, correspondiendo a ésta demostrar su implantación y eficacia.